4 lipca 2010
alma desamparada
JUEGO DEL FUEGO
Dedicado a Didier Christian Jacques
Muy bien.
Primero tú, ven aquí, mi gatito desequilibrado con los ojos de esmeralda y garras debajo de almohadillas de tus patitas.
Eras sedoso, delicadamente afectuoso, deliciosamente dulce miau miau cariñito
Sospechosamente suavito.
Un día descubrí, que dejabas flotar las mariposas estas, sabes, del terciopelo, más allá de tu piel, más allá del horizonte , más allá de tus vivencias pasadas.
***
ENCUENTRO
Cuando te vi por la primera vez todavía añoraba mi ex, un informático belga residente en Yaoundé, Camerún. Uno de éstos que vienen a visitarte porque tienen un fin de semana libre pero tú pierdes la sensatez de las cosas. En fin. Estaba fracasada como un gato sin domicilio bajo la lluvia una tarde oscura de noviembre.
De apariencia él se parecía algo a ti, de allí, se inició el desarreglo de mi sentido común como un juego virtual de varias etapas.
Mírale, me dio sonrisa y hace mucho que no sonreí. El mismo aspecto extravagante y distraído, a lo despreocupado de manera exquisita y turbulenta.
Un petit aristocrat – un gatito aristócrata à la película de Walt Disney.
Me perturbaste contando todas tus intrigas audaces con demasiada precipitación.
Atrevido y desobediente parecía que pedías cosas y tenías que recibirlas.
Les recibías en efecto. Me pedías a mí con una mirada fija y categórica. Me debías recibir y me quedé perpleja. Velozmente me di como temiendo que cambiaré de opinión. Me cogiste.
Parecías una amenaza, una eventualidad, une emergence.
Lo que vino después era el ímpetu imprevisto y sin ningunas salidas de emergencia.
Yo, también rebelde hasta el cierto punto desgraciadamente, caí en mi propia trampa y bajé algo curiosa al subterráneo ilegal de tu alcance y de marihuana en los bolsillos de tus chaquetas y sobre todo de tu mente peligrosa.
Yo todavía era algo versátil y efímero. Algo juerguista de las normas del destino.
Aún bajo el anterior choque frontal – sentimental me acerqué a ver tu esencia.
Envuelta siempre de casimires y texturas agradables me pareció una noble exquisitez, no obstante fácil a quebrar como una cerilla (lo que se iba a producir más tarde).
Tu almita. Serena del día, tenebrosa de noche.
Miraba siempre sorprendida, te acuerdas, te decía cosas, te decía la quiero, te decía déjala en paz, te decía no la llames, te decía no aguanto, te decía que bonita eres
- parecía estremecida, parecía abandonada, parecía desamparada.
En la entrada de aquel parque fumabas tu cigarrillo hecho meticulosamente (como siempre) con tus manos, tus dedos largos y hábiles.
Me hacían perder la cabeza, en este youth hostal en el corazón de Bruselas.
Igual que tus labios perseverantes cuando mi cuerpo se hundía en posición del arco.
El Arco del Triunfo.
Me abrías con el corte de tu barbilla como a una naranja sabrosa, bebías de mi néctar como una abeja insistente infatigable incansable aplicada.
Yo cantaba en altos tonos
mi agitación tensa
tu dulzura paliativa para las contracciones de mi alma
Tú pelo travieso, tu pelo oscuro, tu pelo dócil bajo mis dedos intranquilos
Casi orgullosa de desarreglar tu aspecto, todavía inconsciente de lo como ibas a desarreglar mi existencia
te dejé entrar lejos en mí a través de mi cuerpo
descubría a dónde llegabas, que veías, que encontrabas, que cogías, que dejaba
estaba de espectadora
Me parecía que Te quería, allí, al este instante conmovido y algo después, en un banco, enfrente a la cathedral, encerrada en mis manos preferidas – las tuyas,
parecía que ni siquiera los curas medievales del frente nos hubieran podido alcanzar.
Venía a veces desde otras casas, con el vestido puesto al revés y el maquillaje del ayer.
De fiestas, del olvido en un pasillo ajeno, del tacto ni siquiera impregnado en la piel,
de las risas flojas a las horas tardísimas, de la película inconscientemente vivida y grabada para repasarla un día de reflexión.
Vivía a lo mío, sin pausas innecesarias. Sin pausas ningunas.
A Ti, Te daba igual.
Nunca me preguntabas nada. Me sonreías. Je t´aime.
Meses más tarde, un día ordinario, me despertó el sueño de la negrura de tu pelo
Me cubría y me calentaba
Sin levantarme cogí el móvil
Marqué tu número
De memoria.
Dejé la opacidad de noche
Opté por Ti
Por tu oscuridad intransigente
RUPTURA
Un día del sol, en un restaurante del pueblo, cuando me anunciaste que dejabas todo, en mitad del cuento, que volvías atrás al pasado, a la vida de antes, te calmaba esta idea lejana de confusiones y laberintos, encuentros clandestinos y no permitida.
Comías tu plato, estabas tranquilo y complacido, bon appetit - decías
Yo en seguida comencé a vomitar de todas tus palabras y un dragón feroz se dirigía a mis entrañas.
Sentada al volante pensaba a que podía agarrarme antes de este ciclón me arrastrara con su furia.
Tú parecías desconcertado, como siempre. Te arrodillaste al lado de mi coche sin saber demasiado que hacer.
Lo experimentaba trago a trago: el fuego vivo me ardía adentro y tu carita afligida mirándome como los niños a los chimpancés en el ZOO. Mira que pobrecitos.
PAUSA
Te dejé para mucho tiempo, necesitaba resucitar. Me aniquilé para aniquilarte a Ti.
Vacié mi existencia, vacié la cabeza.
Algo después----Yo sola me olvidé de suministrarme el oxígeno y me lancé de nuevo peligrosamente cerca.
REGRESO
Esta vez si que resbalé de las escaleras de tu sótano íntimo. Segura de lo vivido y curiosa como siempre.
De allí, acuerdo poco y en relámpagos del bienestar excesivos, tu yérsey verde intenso como tus pupilas inquietantes e inquietas, tu energía peregrina entremezclada con la mía, eras el principio y el fin.
Envuelta en tu presencia como en la manta de lana, mirando el fuego que hacíamos en el bosque, que hacías tú. Parecías distante y te podía mirar a voluntad.
Me daba calor, estas llamas tuyas, tu re-apariencia me resultaba insólita.
PISO
Cuándo te re-agachaste a saborear mi cuerpo, admiraba tu belleza pura y transparente.
Me deslumbraba tu luz, eras mi estrellita, mis constelaciones
Andaba contentita como un cachorro a ver las zapatillas de su amo.
Cuantas veces el intento vano de olvidar, pero mis recuerdos emotivos te han registrado y no existe la opción de borrarte.
Grabé tus movimientos en el disco duro de mi memoria y no hay contraseña para cancelar tu lentitud y tu demora, mientras me moría de prisa, me deshacía de urgencia vital, me transformaba en una exigencia aguda y ciega.
Te acuerdas
FIN DEL PRINCIPIO
Sentí la ducha de agua glacial allí, cuándo me di cuenta que destacabas de una manera estupefaciente asombrosa…con tus estupefacientes prescritos de los médicos en tu bolsillo de siempre.
Al final del encuentro real y al principio de mi aventura de amor eterno para Ti.
Te visité al hospital, en tu planta de alternaciones síquicas donde residías.
(pasillo B después del ascensor al final a la izquierda).
Me desmoroné inmediatamente al verte allí, en la sala de estar con los otros.
Silencioso
Fingiendo mirar la televisión
Las mariposas de tus pestañas descansaban sobre el efecto de los sedantes.
Se movían lentamente casi nada
La segunda vez, en otro lugar, te dejaron salir a pasear.
Nos paramos y te inclinaste para acariciar un caballo hermosísimo, que allí,
en haciendas de Bélgica los tienen muchos, como aquí a los perros.
Sonreía indecisa, atrapada en la red de tu risa incoherente, bajo los primeros rayos de primavera.
No te dabas especialmente cuenta que estaba a tu lado.
Allí
Empecé a dudar.
Entre la demencia
La tuya
Y La mía
Amor mío
Amor eterno
Je t´aime.
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